martes, 20 de mayo de 2008

Primavera

Ha pasado otro mes... Si en abril tarareaba eso de ¿quién me ha robado el mes de abril? en mayo no tengo una excusa coherente...

Nueve meses sin trabajar. Nueve meses meciéndome en la dulce rutina de ser libre, de poder ir a un club de lectura una vez al mes y paladear los libros, de bajar en bici a la playa cuando el cuerpo te lo pide, de desayunar croissants y de que te sirvan el café sin preguntar, de llegar al colegio por la mañana y jugar al corro de la patata con los niños, reir con ellos y envidiarles un poquito... Nueve meses VIVIENDO.

Meses además de echar la vista atrás y recuperar viejos contactos, de soñar con otros futuros desde la seguridad, ahora sí, de que vives en el mejor de los mundos posibles.

Hace ya muchas semanas me leí un libro bastante rarito titulado Ubik, de Philip K. Dick. Siempre me ha fascinado la ciencia ficción, creo realmente que es la poesía que nos quedó del final del siglo XX, que nos permite soñar y lo que es mejor, añorar lo que nunca ocurrirá... Ubik trata de... bueno, mejor leerlo, pero entre la pléyade de personajes están unos llamados "precos".

Los "precos" pueden ver el futuro. Pero no lo ven como una visión, como una revelación, sino que más bien ven una sucesión de imágenes de futuros posibles donde, de repente, una brilla con más fuerza: esa es la posibilidad que ocurrirá, se quiera o no.

Me gustó la imagen. Siempre he visto el futuro así, como caminos que se abren y se cierran, más o menos probables. Y siempre me he decantado por aquel camino que más posibilidades abría tras de sí. Tener posibilidades en un futuro te da la opción de escoger... y es un deber tener varias opciones abiertas.

Hay momentos en la vida que se abren varias de esas posibilidades. Y hay momentos claves en la vida, donde sabes de la fuerza de tu opción, de que tu decisión cerrará otras, opciones que quizá además no se hubieran abierto nunca...

Sospechas de la fuerza de aquel momento, y cojes el teléfono. ¿Por qué no ver qué pasó con esas otras vidas?

Llamas, cuánto tiempo hace, claro que me acuerdo, yo tampoco vivo ya en Madrid, pues iba a ir a Barcelona, claro que podemos quedar...

Diez años sin vernos, y no ha pasado tanto tiempo. Tomando un café, como en los viejos tiempos, hablando del futuro en tiempo pasado...

Y en estas suena el teléfono... móvil desconocido... "Hola, iba a llamarte para tu cumpleaños, pero no tenía tu número... Hoy me he animado a llamar..."

Y allí estábamos los cuatro, otra vez... 10 años después...

Vuelve a cerrarse el círculo, y ya no me extraño de nada. Cierro los ojos y doy las gracias, otra vez, por esta vida que me ha tocado...