Tienen algo de estremecedor, como si la muerte también alcanzara a las calles, a las paredes, a las estaciones de tren, a los pueblos. La sensación no es, sin embargo, parecida, a la de ver ciudades destruídas por efecto de las bombas, de la guerra. El hombre es un ser cruel capaz de construir edificios y a la vez, las bombas para reventarlos.
Si además vemos los edificios por donde hemos paseado tantas veces, la sensación es de verdadera angustia.
Espero no ver nunca una guerra, y espero no olvidar lo que significan las bombas aunque nunca haya vista una.
Reconozco que me encanta ver fotos de ciudades destruidas por la guerra. No por morbo, sino porque realmente no alcanzo a concebir cómo se puede llegar a esa situación, como nadie dice ¡basta!, como los pueblos entran en la espiral de la guerra y llegan a destruirse a sí mismos. En las fotos intento encontrar el argumento, la clave que me permita entenderlo... No necesito decir que aun no la he encontrado...
Daos una vuelta por Cronicas de retaguardia, donde nos podemos ver en guerra, no hace tanto... Y desde el Frente de Madrid...
Para los que conoceis la calle Preciados y la calle Tetuán, la que sube a la plaza del El Carmén, os dejo estas fotos...
La Pipa de Oro. Calle Preciados.
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